Sin lugar a dudas, la crisis sistémica que se ha cronificado producto de la pandemia por COVID 19, de por sí ya era una experiencia estresante, definiendo incluso la OMS (2021) el concepto de fatiga pandémica como la sensación de cansancio o agotamiento mental que todos estamos sufriendo hoy, la que puede incluso derivar en estados de desesperanza, cuadros depresivos y ansiosos.
Muchos hemos sentido este marzo 2021 una especie de Dejavu al volver a las imágenes y situaciones que fueron parte de la Pandemia 2020. Desde este lugar, lo primero es aceptar que estamos en un estado de anormalidad y que es altamente probable que nos sintamos frágiles emocionalmente, poco motivados laboralmente y agobiados con el telecolegio si somos madres, padres o cuidadores de niños y jóvenes.
Frente a esta realidad, lo segundo es mirar aquello que nos permitió sobrevivir a la pandemia el 2020 y buscar aquel mecanismo que me permitió llevar esta situación de la mejor manera, desde hacer pausas en la jornada laboral, jugar con los hijos algunas horas, delegar funciones, agradecer cada día por tener vida, salud o trabajo, sin duda alguna cada persona sacó aprendizajes propios y significativos del año pasado.
Finalmente, es deseable, cuidar nuestra salud (respetando las medidas de seguridad vigentes), cuidar nuestra higiene del sueño (dormir ojalá entre 7 a 8 horas diarias), realizar alguna actividad física, mantener contacto con personas cercanas, mantener rutinas de alimentación saludables y cuidar nuestro espacio laboral (desde el punto de vista físico) hasta las relaciones con mis jefaturas y pares, instalando una cultura de colaboración y de competencia. Esta es la única forma de poder resiliar en esta pandemia, cuidarse física y psicológicamente.
Viviana Tartakowsky
Directora de la Escuela de Psicología
Universidad Bernardo O’Higgins
