La Universidad Bernardo O’Higgins llevó a cabo un importante hito en términos de investigación con la inauguración el nuevo su Centro de Investigación en Astronomía; lo anterior, con el fin de profundizar en estudios que la astronomía, astrofísica e ingeniería espacial. Como invitado de honor, el evento conto con la presencia del Dr. Roald Sagdeev, quien cuenta con amplios precedentes.
Sagdeev es físico, político, profesor universitario e investigador. Además, asesor de la NASA por 12 años, y galardonado en 2003 con el Premio Carl Sagan.
El profesor pisó por primera vez suelo chileno con motivo de dicho evento, que contó con la participación y exposición de miembros del cuerpo de investigación de la UBO, cerrando la actividad con su presentación “Future of astronomy and astrophysics”.
Director del Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética desde 1973 a 1988, y consejero de ciencias del expresidente de la URSS Mijaíl Gorbachov, el Dr. Roald Sagdeev viajó desde Estados Unidos, donde se casó con Susan Eisenhower, la nieta del expresidente Dwight D. Eisenhower. Fue asesor de la NASA por 12 años, y actualmente trabaja como profesor del East-West Center en la Universidad de Maryland.
Sin embargo, la primera oportunidad que escuchó nombrar a Chile se desarrolló en un contexto completamente distinto; fue en plena Guerra Fría (1968) cuando primero escuchó sobre Chile, y su increíble potencial en observación astronómica. En esa época, los soviéticos contaban con un observatorio instalado en el norte de nuestro país que recopilaba datos sobre el cielo del hemisferio sur, los cuales se mantenían en absoluto secreto. ¿El motivo? Toda esa investigación tenía fines militares: los soviéticos buscaban “mapear” la configuración de las estrellas del hemisferio sur para guiar sus misiles intercontinentales sin depender de un sistema de guía terrestre, en caso de un ataque nuclear estadounidense. Ya entonces, era sabido que Chile poseía las condiciones ideales para observar el espacio.
“La cooperación entre la Unión Soviética y Chile se terminó abruptamente a inicios de la década del´70”, indicó Sagdeev, quien en ese entonces era académico de la Academia de Ciencias de la URSS.
Con el paso de los años, esa reputación continuó creciendo. Hoy, según el científico ruso, Chile tiene los mejores instrumentos astronómicos de observación, especialmente en radiotelescopios. Y cada país que quiere construir un nuevo telescopio, lo trae aquí gracias a sus condiciones atmosféricas favorables.
“Los astrónomos, hace tiempo, desarrollaron un término especial para identificar la calidad atmosférica para la observación. Se llama ‘clima astronómico’ o ‘astroclima’, e incluye variables como la humedad del aire, la convección, que es el movimiento turbulento de la atmósfera, etcétera. Y en ese aspecto, nada en el mundo se puede comparar con las condiciones físicas de Atacama”, enfatizó el Dr. Sagdeev.
No obstante, el liderazgo absoluto de Chile en esta materia puede verse amenazado por un interesante competidor… pero no en la misma tierra, sino en el espacio. Se trata de la posibilidad de ubicar un satélite o telescopio en órbita en un punto identificado por los científicos como L2, donde las fuerzas gravitatorias del Sol y la Tierra mantendrían ese artefacto estático virtualmente para siempre.
“Detrás de la Tierra, si uno trazara una línea recta entre el Sol y la Tierra, a una distancia de aproximadamente 1.5 millones de kilómetros, se ubica uno de estos puntos. Si pudiéramos llevar un satélite, podría quedarse allí por muchísimo tiempo, y con el Sol tapado por la Tierra, no interferiría creando luz innecesaria, por lo que creo que es el futuro para muy interesantes proyectos”, señaló el Dr. Sagdeev.
De hecho, ya hay proyectos de ese tipo en desarrollo: el mismo Instituto de Investigaciones Espaciales de Moscú, que Sagdeev dirigió por 15 durante el período soviético, lanzó hace 3 años un observatorio astronómico para analizar el universo en rayos X, que se ubicó en uno de esos puntos L2. Y el más interesante, según el académico, es el telescopio gigante James Webb (3 veces más grande que el Hubble), que la NASA viene diseñando y construyendo hace 20 años, y que aún no ha podido lanzar al espacio por diversas complicaciones.
Según señala Sagdeev, la observación desde los telescopios espaciales ubicados en los puntos L2 no sustituirá la observación desde la Tierra, sino que trabajarán en conjunto: “Lo que será interesante, y que los astrónomos ya anticipamos, es tener una muy buena cooperación entre la observación desde la Tierra y desde el espacio. Y el mejor lugar desde la Tierra es Chile, cerca del desierto de Atacama”.
Su pronóstico para la observación astronómica en el futuro indica que los telescopios en Chile serán cada vez más grandes, y tendrán capacidad de detectar detalles cada vez más pequeños en planetas más allá del sistema solar, con principal foco en encontrar más fácilmente condiciones posibles para la vida. Y se podría en el futuro, según el Dr. Roald Sagdeev, encontrar desde Chile un planeta con todas las condiciones para la vida extraterrestre.
El investigador confesó saber muy poco al respecto a la creación del Centro Espacial Nacional (CEN) el próximo año, pero recalcó que la posibilidad de que Chile avance en materia de investigación espacial es una responsabilidad de las potencias que trabajan en nuestro país: “Mi convicción interna es que dado que todas estas potencias mundiales del espacio, como Estados Unidos, Francia u otras, tienen la oportunidad de hacer observaciones astronómicas desde Chile, están obligadas a ayudar a que Chile entre en la era espacial. Y creo que será importante para Chile tener acceso al espacio”, señaló el académico.
El físico, galardonado con el Premio Conmemorativo Carl Sagan de 2003, es optimista con respecto al futuro de los jóvenes entusiastas de la astronomía en el país sudamericano, si es que se realizan algunos cambios. De acuerdo con su perspectiva, se deberían exigir condiciones por las cuales las nuevas generaciones en Chile puedan ser parte de los descubrimientos científicos que se realizan a través de los nuevos instrumentos que otros países traen al nuestro, pero no sólo a través de cuotas de observación (como se hace actualmente), sino también en términos de la ingeniería y tecnología necesarias para la creación de los observatorios.
Por último, destacó la importancia que tiene para el desarrollo espacial en Chile el hecho que la Universidad Bernardo O’Higgins haya inaugurado un nuevo centro de investigación. Y la clave para el progreso de Chile y de toda América Latina en materia espacial, de acuerdo con el profesor de la Universidad de Maryland, está en replicar el éxito de la Agencia Espacial Europea.
“En Europa, cada uno de los principales países, como Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, por mucho tiempo trataron de construir su propio programa espacial. Pero el verdadero éxito llegó sólo cuando se unieron y formaron la Agencia Espacial Europea, de la cual ahora todos los países europeos son miembros, cada uno aportando de acuerdo con una fracción de su PIB: hoy son la segunda agencia espacial más grande del mundo”, concluyó el Dr. Roald Sagdeev.