Siempre se habla del embarazo como una etapa en la que la mujer experimenta cambios que debieran ser acompañados de una atmosfera de tranquilidad y apoyo por parte de sus más cercanos, sin embargo, esto no siempre es factible, y uno de los ámbitos en los que esto se puede ver reflejado es la atención medica que reciben las mujeres en cinta.
En los últimos dos años, cada vez son más las mujeres que han alzado la voz para visibilizar una realidad de la que no se hablaba hasta hace muy poco, que corresponde a la “violencia gineco obstétrica” ejercida por algunos profesionales de la salud en el proceso de embarazo de las mujeres. Ante esta problemática es que, en diciembre del año pasado, se promulgo un proyecto de ley llamado “Parto respetado o Ley Trinidad”, el cual hacía especial hincapié en este procedimiento.
Este último nombre se debe al caso de Adriana, una joven de 19 años a quien se le negó la atención medica en reiteradas ocasiones teniendo 40 semanas de gestación, hecho que significó su traslado a otro hospital, donde los médicos se percataron que la bebé, a quien llamaría Trinidad, había fallecido dentro del útero de su madre.
Como Adriana, son muchos los casos de mujeres que han vivido situaciones de la misma índole y que apoyan esta iniciativa que, finalmente, no tuvo buena acogida por parte de la Cámara de Diputados, siendo desestimada por parte de la autoridad política.
“En Chile existe la violencia gineco obstétrica por parte de casi todos los profesionales de la salud y, no solo de ellos, sino que también de todo el equipo de salud, desde el administrativo de la ventanilla hasta el médico cirujano, todos entran en el mismo sistema de violencia”, afirmó Claudia Valenzuela, académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la Universidad Bernardo O’Higgins.
Además, agregó que es un problema con origen compartido, ya que “estamos dentro de un sistema de salud público bastante perverso, con turnos de trabajo que van en contra de la naturaleza humana, exigiendo turnos de hasta 24 horas y con una cantidad de usuarios que no se logra equiparar con la cantidad de funcionarios. Entonces, la atención personalizada no existe, fomentando malas prácticas que van viciando el sistema”, señalando que esto no es una excusa para la falta de empatía y respeto por parte de los profesionales de la salud.
Es difícil entender el origen de este círculo de violencia en profesionales que se educan en beneficio de las personas, como los encargados de la salud de un país, pero más difícil aún es entender que alguien pueda ejercer este tipo de actos contra quienes se encuentren en una etapa de vulnerabilidad, como dar a luz.
Pero, según explicó la académica de la UBO, la única forma de erradicar las malas prácticas que existen hace décadas es educando. “Creo que es fundamental la formación del pregrado. En nuestra Casa de Estudios, la carrera de Obstetricia y Puericultura tiene como uno de sus principales atributos, instaurar esa conciencia desde el primer día de clases. Las generaciones actuales ya tienen otra concepción del tema, se habla, se reconoce y tienen mucho más internalizado el concepto en comparación a las generaciones pasadas, por lo que la conciencia colectiva debe ser primordial”.
Hay que tener en cuenta que el concepto de “parto respetado” implica varios fundamentos que se incluyeron en este proyecto de Ley como, por ejemplo;
“Este es un tema complejo, que requiere hacer una introspección y de mucha autocritica. Mientras eso no suceda la dinámica no va a cambiar, lo que va en desmedro de la madre y su hijo que es el futuro de la humanidad. Aquí hay un tema político, cultural, histórico muy entrelazado que mientras las personas no se den cuenta de eso y el área de la salud no se concientice al respecto esto no va a cambiar” sentenció Claudia Valenzuela.
Pese a los innumerables testimonios de mujeres que se han sentido vulneradas por nuestro sistema de salud y que en al año 2016 el Instituto Nacional de los Derechos Humanos incluyó por primera vez en su informe anual la violencia gineco obstétrica como una prioridad del Estado y un foco importante de vulneración de los derechos humanos, aún nuestro país se encuentra en deuda.