La ansiedad y crisis de pánico: los trastornos del Siglo XXI

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Por el ritmo de vida con el que las personas lidian a diario, la ansiedad se ha transformado en un padecimiento común. Según la OMS, 1.100.584 chilenos sufren de ansiedad, lo que corresponde al 6,5% de la población de nuestro país.

La ansiedad tiene una estrecha relación con el estrés y pueden llegar a producir trastornos psicológicos más graves como las crisis de pánico. Popularmente, los síntomas de estos padecimientos suelen confundirse, por lo que es muy importante tener claro en qué consisten estas patologías psicológicas.

Para el académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Bernardo O’Higgins, Sergio Espinoza, las diferencias son claras. “Las crisis de pánico y los trastornos de ansiedad son dos cosas distintas pero comparten una emoción basal, que es el miedo. Sin embargo, la ansiedad se da de manera basal, porque es un modo de relacionarnos con el mundo, es decir, que las personas ansiosas son de esa manera debido a que es un rasgo de su personalidad. En cambio, las crisis de pánico son agudas, no son trastornos permanentes sino que son episodios que se producen de manera abrupta y fugaz”.

Asimismo, las diferencias se hacen aún más patentes cuando se habla de los síntomas de ambos trastornos psicológicos. En el caso de la crisis de pánico, que se caracterizan por ser episodios aleatorios, sus síntomas son palpitaciones, taquicardia, sensación de ahogo: acompañado por dolores de estómago, sudoración y agitación motora. Cabe destacar que la crisis de pánico no es gatillado por un hecho, o como lo define Espinoza “la persona no conoce el semblante del miedo detrás de la crisis de pánico”.

La ansiedad, por otro lado, al ser un trastorno basal o constante en el tiempo, es definida como un rasgo de personalidad, caracterizándose por un estado de alerta constante que puede verse afectado por el más mínimo estímulo, generando estrés en la persona.

Las causas 

Las crisis de pánico se producen de manera multifactorial, dividiéndose en dos grandes grupos: las causas históricas y las causas genéticas o temperamentales.

Según explica el académico, “las causas históricas tienen que ver con eventos de la vida del paciente como hechos traumáticos, accidentes o situaciones extremas y se pueden tratar con psicoterapia. En tanto, las causas genéticas o temperamentales tienen relación con aspectos genéticos y de personalidad, por lo que son más complejas de vencer a través de la psicoterapia y requieren medicación en su tratamiento”.

En cuanto a la ansiedad, sus causas principalmente tienen que ver con su status de rasgo de personalidad, es decir, que “un paciente es ansioso debido a su personalidad, por lo que posee un umbral de resistencia más bajo al estrés, reaccionando más rápido ante estímulos del ambiente”, comentó Espinoza.

¿Cómo reaccionar ante una crisis de pánico?

Una gran cantidad de personas ha sido testigo de una crisis de pánico, pero siempre existe una nebulosa en la correcta manera de reaccionar ante un episodio de esta naturaleza.

El académico de la Escuela de Psicología explica que la mejor forma de reaccionar ante una crisis de pánico es “tratarla como una urgencia médica, porque algunas veces se le baja el perfil a estos episodios, olvidando que el paciente necesita ser llevado a un centro asistencial para ser estabilizado”.

Asimismo, el psicólogo enseña que la mejor forma de dar apoyo a una persona que está sufriendo un trastorno ansioso es a través de pequeños ejercicios corporales como el control de la respiración y la relajación muscular. “Al contrario del conocimiento popular, que suele tomar la vía psicológica a través de preguntas sobre la razón del episodio, es muy importante ayudar a la persona a recuperar el control de su cuerpo para ganar lucidez a nivel psicológico”, explicó el profesional.

 

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