El 1 de octubre se celebró en Cataluña un Referéndum en el que se preguntó: «¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República?», los resultados arrojaron que 2,04 millones de personas, dijeron «sí» a la pregunta, representando un 90,18% de la población.
Este plebiscito fue prohibido por el Tribunal Constitucional de España, entidad que ordenó a la policía cerrar los locales de votación. Haciendo caso omiso a lo dictado por la justicia, Carles Puigdemont, el Presidente de la Generalitat de Cataluña desde 2016, continuó con el llamado a votar y el proceso se efectuó con episodios de violencia y desorden social.
Para entender este conflicto es necesario plantear que en 2006 el Congreso de Diputados de España, votó en contra de la Ley Orgánica del Estado Nacional, llamada ‘Estatuto de Autonomía de la Generalitat’, la que regula las competencias y obligaciones de la comunidad autónoma, pero que sin embargo, debe ser aprobada primero por su parlamento, por la asamblea legislativa propia, y después en Madrid, por el Parlamento del Congreso Español y donde en 2010 surge la decisión de anular este Estatuto.
Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno de España, en su comparecencia en el Congreso ha anunciado el envío de un «requerimiento» a la Generalitat para que aclare si ha declarado o no la independencia y evitar así «la confusión generada», lo que ha admitido que es el paso previo para activar el artículo 155 de la Constitución.
Para conocer más sobre el origen de la situación que hoy tiene a España dividida, conversamos con el Director Departamento Derecho Público (I) de la Escuela de Derecho de la U. Bernardo O’Higgins, Dr. Juan Enrique Serrano.
¿Cuáles son los motivos para rechazar este Estatuto de Autonomía?
Los motivos para la anulación del texto son dos: el primero una mención hacia la Nación Catalana, que aunque sea simbólico, se consideró incompatible con el artículo 2 de la Constitución Española que habla de una Nación de nacionalidades, entonces el Estatuto daba un paso más hacia un reconocimiento simbólico-declarativo de una Nación, que es algo sin mucho efecto legal, aunque fue un debate bastante complicado. Segundo, por el tema de la autonomía total fiscal, se decía que todos los impuestos pagados en suelo catalán pertenecían a la gestión competencial de la Generalitat.
¿Dónde nace este nacionalismo Catalán?
Los nacionalismos son producto del trabajo del Estado, no aparece de la noche a la mañana y no cae del cielo. El Estado tiene que intervenir en hacer aparatos de socialización para crear sentimiento nacional, es una construcción retrospectiva artificial, que no se ajusta a la realidad histórica y, de hecho, no lo intenta.
¿El idioma es un factor que fomenta la división entre España y Cataluña?
Para poder funcionar en el bloque occidental el Estado capitalista del siglo XIX se da cuenta que en un país en que se hablan más idiomas, tienen que obligar a la gente a aprender uno en común. Un ejemplo claro es Francia, que a finales del siglo XIX, prohibió en las escuelas hablar occitano, un idioma que era incluso más importante que lo que puede ser el catalán hoy en día, y en dos generaciones lo hizo desaparecer prácticamente de todo el espacio público. El Estado elige cuáles son las identidades que van a seguir subsidiando o no.
Al ser autónomo, la Generalitat tienen el monopolio de la educación pública, por lo que en España se crea ciudadanos, catalanes, españoles, europeos, etc. entonces la socialización ha sido orientada, de manera legítima, hacia una sociedad catalana, o sea un ciudadano no nace siendo catalán, aprende a serlo en el colegio y el idioma suele ser uno de los vectores de identidad más importantes, porque puede aparecer, desaparecer o reaparecer, a través de la educación pública.
¿Cuáles son las razones para la parte que quiere la independencia?
Es un movimiento político transversal, lo que es algo excepcional, y las motivaciones para querer la independencia son muy variadas, pero en los puntos comunes se puede decir que hay una sensación extendida de que dentro de España, Cataluña no puede avanzar como sociedad, porque para muchos España es un lastre en su desarrollo democrático y humano, lo perciben como un país retrógrado de derecha, inculto. El nacionalismo catalán que aparece a principios del siglo XIX, se presentó como discurso político, como una superioridad cultural y económica, sobre todo industrial y empresarial porque son los primeros, junto con el país Vasco, en tener industrias, entonces se ve como que hubo gente brillante que hizo negocios vanguardistas y como nadie los hace con un país tercermundista, se creó el mito de la superioridad cultural-económica de Cataluña.
¿Cuál sería el escenario, si no se suspende la independencia?
Si la primera frase de Puigdemont hubiese sido “por la presente declaro la independencia de la República Catalana”, el Gobierno Central ipso facto hubiese aplicado el artículo 155, que consiste en intervenir todas las instituciones catalanas y los políticos hubiesen perdido la protección judicial que tienen, y todos irían a la cárcel, todos. Y segundo se disuelven los Mossos d’Esquadra y la propiedad autonómica, toda la gente a la cárcel también. Pero han dado marcha atrás y han hecho una declaración gris, que no es ni blanco ni negro, y nadie entiende nada, ‘declaro el independentismo, pero no lo declaro’.
¿A qué más se podría atribuir esta decisión?
A la economía, dos bancos grandes se han ido de Cataluña a Madrid y a otras ciudades españolas, entonces, esto se hizo pensando en que las personas que tienen sus ahorros en ellos, quedan desamparados, porque si se declara la independencia sus ahorros estarán regulados por lo que diga Madrid, no por lo que diga una hipotética República de Cataluña. Es un corralito y hay mucho miedo de que se produzca esta situación, se bajó el perfil por el miedo a un pánico bancario que genere que las personas hagan colas en los bancos para sacar su plata, la gente tiene miedo de perder sus ahorros.
¿Qué pasa si la independencia se convierte en una realidad?
Si se convierte en algo posible hay mucha gente que siente que el Estado de derecho no los ha protegido, eso puede perjudicar a Rajoy y el Partido Ciudadanos, que tiene incluso más firmeza que él en este tema, va a crecer a costa de su mal manejo, porque ha fracasado en la gestión del conflicto. La gente está nerviosa en las calles, esto está politizando a la sociedad, mis contactos en España me hablan de que es un tema de conversación inevitable, hasta en programas deportivos se habla de si Gerard Piqué es independentista o no, algo que nunca había visto en mi vida.