La incertidumbre de una persona enferma que debe mantenerse en la espera para optar a un trasplante de órganos, sabiendo que esto puede marcar la diferencia entre vivir o morir es la realidad de alrededor de 2 mil personas en nuestro país, que se encuentran en una difícil situación, siendo los riñones el órgano más solicitado, seguido por córneas, hígado, pulmón, páncreas y corazón, según lo indicado en el Ministerio de Salud (Minsal).
La Ley de Trasplante y Donación de Órganos en Chile (20.988), estipula que, a partir del año 2010, se considera donante a toda persona fallecida a partir de los 18 años, a menos que en vida haya decidido lo contrario, teniendo los padres la potestad en el caso de los menores de edad.
Actualmente se encuentra en discusión, un proyecto complementario para la Ley 20.988 que incluye una aceleración del proceso de donación de órganos, considerando como donante a todos quienes no estipulen ante notario lo contrario en un periodo que en primera instancia se aplazaba a 6 meses, pero que hoy la comisión de Hacienda y Salud del Senado pretenden extender por 4 años, bajo la premisa de que un tiempo muy reducido de trámite puede ser contraproducente, lo cual se decidirá en un segundo trámite en la Cámara de Diputados.
Ante esto, el decano de la Facultad de Salud de la Universidad Bernardo O’Higgins, Jorge Rodríguez, quien fue Jefe de Programas de Rehabilitación del Ministerio de Salud y Director Nacional del Servicio Médico Legal, manifestó que: “La donación de órganos permite que personas vivas puedan mejorar sustantivamente su calidad de vida y sus años de vida. Concuerdo plenamente con lo que trata el proyecto, ya que permite a los donantes cambiar de opinión en un sentido o el otro, pero a la larga genera conciencia de donación para un país que se levanta hacia el desarrollo”.
El proceso para llevar a cabo una donación de órganos en nuestro país según lo establecido por el Minsal es permitido para personas de cualquier edad, que habitualmente fallecen por daño cerebral (accidente cerebro vascular, traumatismo encéfalo craneano, etc.), que conservan en buenas condiciones sus otros órganos y no tienen enfermedades potencialmente transmisibles de un cuerpo a otro, como infecciones o cáncer, entre otras.
En Chile, son muchos los casos de personas que fallecen a la espera de un órgano que les permita extender su vida y comenzar una nueva etapa, especialmente el año 2018, donde las cifras de donación redujeron considerablemente, derivando por ejemplo en el caso de Joaquín Adasme y Benjamín Velásquez, niños de 9 y 10 años respectivamente, que murieron esperando un hígado.
Por esta razón, el proyecto busca impulsar una aceleración del proceso de donación, ya que, si bien actualmente la Ley establece que todas las personas son donantes, la palabra final la tienen los familiares, pasando a segundo plano la decisión previa al fallecimiento del individuo.
Bajo la lógica de esta nueva propuesta, lo que predominaría es la opción que prefiera tomar la persona en vida, dejando un registro ante notario de su decisión.
El decano de la Facultad de Salud, reconoció como principal falencia del proceso el sistema de procuramiento de órganos, el cual abarca desde la detección de un potencial donante fallecido hasta la extracción de sus órganos, el que se debe realizar, según Jaime Rodríguez, con conciencia nacional de los beneficios en la donación.
Chile, ¿Solidario?
Chile es un país que se distingue por su solidaridad en los momentos difíciles, como cuando ocurren tragedias tales como incendios y terremotos, sin embargo, donar un órgano es algo que aún se mantiene muy lejano a la conciencia colectiva como algo normalizado, lo que responde a un tema cultural.
“De alguna manera la Ley existente, por el desconocimiento de la población, impone la donación de órganos, pero no resulta en lo deseado. Esto, debido a la necesidad de la sociedad en su evolución, de ser consultados en estos procesos y como no saben, se atormentan con ideas poco científicas y se niegan al trasplante. Con un equipo humano orientado a la política los indicadores mejorarían sustantivamente”, expresó Jorge Rodríguez.
Pese a todas las campañas implementadas por organismos gubernamentales como del área de la salud, los números hablan por sí solos, la situación en Chile respecto a la donación de órganos no ha mejorado, y esto se produce por diversas causas, pero todas tienen un punto en común: el miedo y el desconocimiento.
El sentimiento que provoca despojar a un ser querido de una parte de sí mismo, pese a lo positivo que puede resultar para otra persona sigue siendo algo muy ajeno al chileno, se mira desde lejos, con recelo. Aún no logramos dejar de lado los prejuicios y lo temores en torno a la donación de órganos tomando una decisión negativa y no informada.