El Ministerio de Salud (MINSAL) aconseja a la población que beba entre 6 a 8 vasos de agua, o bien de 1.5 a 2 litros diarios, para recuperar el líquido que el organismo pierde en la saliva, orina, respiración y diversos procesos digestivos.
Las altas temperaturas primaverales presagian un verano aún más caluroso, las infaltables cazuelas, carbonadas, sopas instantáneas y otros platos calientes de la temporada más fría del año quedan en el olvido, pasando automáticamente a una alimentación que provoque una sensación de frescura en el paladar. El té o café es reemplazado por agua fría, jugos o helados, efecto de un cambio alimenticio regulado por la temperatura atmosférica y el incremento de horas con luz solar.
Frutas y verduras son los alimentos recomendados por los profesionales de la nutrición; además de abundante líquido para evitar la deshidratación producida por la constante pérdida de agua. El problema, radica en que la mayoría deja de consumir algunas comidas que normalmente, le otorgan al organismo nutrientes fundamentales, como por ejemplo, las legumbres.
“La alimentación debe ser equilibrada y balanceada, por lo tanto todos los alimentos son importantes”, asegura Ximena Rodríguez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins, complementando que “no existe una dieta para la deshidratación, pero sí alimentos que nos pueden ayudar a prevenirla”.
A pesar de la desalentadora información, la profesional recomienda «consumir frutas como la sandía, el melón o la pera de agua, por su gran contenido de agua, frescura y sabor. Además, aportan fibra, minerales, vitaminas y antioxidantes para combatir radicales libres asociados al envejecimiento celular”. Entre las verduras, el pepino, el apio y el tomate favorecen la hidratación, siendo este último “una excelente fuente de licopeno que tiene un elevado poder antioxidante y combate algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares”.
Aunque el agua es indispensable para el funcionamiento celular del organismo, en la temporada estival su papel será aún más importante, ya que, es necesario ingerir este vital elemento aunque no se sienta sed, para que de esta manera se regule la temperatura corporal. “No existe un máximo establecido, sin embargo, el color de la orina es un buen indicador de hidratación, ya que. al estar más clara es porque hay buen nivel de agua en el organismo; si sucede lo contrario, es necesario beber más líquido. Pero el exceso tampoco es bueno, porque genera una mayor eliminación de sodio y, por ende, podría provocar cuadros de hiponatremia”, explica la nutricionista.
Como se detalló anteriormente, hay alimentos que no debiesen ser suspendidos, pero hay otros que pueden esperar un par de meses para retornar a la dieta habitual, como ajíes o comidas condimentadas. “La comida chatarra, frituras o productos con elevado contenido de azúcares simples y grasas, como pasteles, chocolates o galletas, se deben evitar no solo en verano, sino que el mayor tiempo posible”, señala la académica de la UBO.
Los helados, que cuando suben las temperaturas se vuelven grandes protagonistas, no son tan beneficiosos en temas nutricionales, debido a que tienen un alto contenido calórico, pero Rodríguez dice que si lo hacen, prefieran los elaborados a base de agua o fruta natural.
Entonces, de acuerdo a los consejos entregados por la académica Ximena Rodríguez, hay que evitar los alimentos pesados como carnes rojas o elevados en grasas, “ya que hacen difícil la digestión, generando mayor sensación de calor”, es mejor preferir platos con alto poder de hidratación, como frutas, verduras, cocina ligera y saludable. No obstante, es mejor consultar a un especialista que pueda proporcionar el plan de alimentación de acuerdo a las necesidades nutricionales de cada individuo, porque la dieta que le funcionó a uno, no necesariamente va a tener el mismo efecto en otros.