¿Basta con la Ley “Chao Bolsas Plásticas”?

Categoría: Opinión

A propósito de que desde el pasado 03 de febrero la industria del retail debe cumplir íntegramente la Ley 21.100 promulgada el 03 de agosto de 2018, denominada Chao Bolsas Plásticas, es conveniente recordar su propósito y contexto.  Según el SINIA[1] en Chile se generaron cerca de 22 toneladas de residuos no peligrosos en 2017, donde un 60% correspondió a residuos industriales y un 40% a residuos sólidos municipales, y del total sólo el 11, 8% fue reciclado[2]. Este último dato en particular, es preocupante dado que muestran que como sociedad no valoramos nuestros residuos lo que explica una mala gestión y un agotamiento de nuestros recursos no renovables, una alta ineficiencia energética, y al aumento en costos de los productos que consumimos, lo que ciertamente fue un tema prioritario en la reciente COP25.

También hay que recordar que en el 2015 Chile adoptó la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la que señala en su Objetivo 12: “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”. Este objetivo tiene como una de sus metas “reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización”, lo que involucra que como sociedad debemos impulsar el reciclaje e implementar lo que se ha denominado una Economía Circular.

“Reduce, Reutiliza y Recicla”

El despertar ambiental empezó en la década de 1970 en Estados Unidos, que se manifestó cuando se proclamó el 22 de abril como el día internacional de la tierra. Sin embargo, con las décadas esta preocupación fue complejizandose dado nuevos antecedentes de desarrollo económicos, contaminación, calentamiento global y cambios demográficos. Esto produjo que para hacer frente a los problemas ambientales tengamos que tener políticas más demandantes y exigentes. Por lo tanto, para abordar el meta relacionado con los desechos que generamos, es necesario introducir enfoques cada vez más sostenibles en los sistemas de gestión de residuos sólidos existentes. Así nace el enfoque 3Rs “reducir, reutilizar y reciclar” que se ha estado promoviendo a nivel mundial debido a sus beneficios: conservar los recursos naturales, minimizar la carga de residuos sólidos que llegan a los vertederos y rellenos sanitarios, reducir el daño al medio ambiente, ahorro de energía, y generaciones nuevas alternativas de empleo. Por ejemplo, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) en 2004 reconoció el reciclaje como la estrategia «más ecológica» para tratar los residuos sólidos, potenciada por las estrategias preventivas de reducir y reutilizar.

La regla de las 3Rs no es nueva, pero todo indica que es hoy cuando se muestra más útil y necesaria que en cualquier otro momento de la historia. Esta regla fue fomentada desde un inicio por Greenpeace, que elaboró un manual es español que describe una serie de acciones que se aplican en diferentes ámbitos cotidianos para incentivar el consumo responsable y sostenible, disponible online. Así, “Reducir, Reutilizar y Reciclar” tiene que ser una  prioridad de nuestro país, tanto para cumplir la meta 12.5 como para aminorar el impacto negativo que ha generado el cambio climático.

Pero hasta le fecha ¿Qué se ha hecho?:

El país ha impulsado una serie de iniciativas como la Ley Chao Bolsas Plásticas que posicionó a Chile como el primer país de Latinoamérica en eliminar las bolsas plásticas en el retail y supermercados. Además, fue el primer país en Latinoamérica en sumarse al Pacto Global Por Los Plásticos (Julio,2019), que busca reducir el consumo de plásticos, e incentivar reutilizarlos y reciclarlos. También, en 2019,  el país implementó el Programa Reciclo Orgánico, que busca Reducir la fracción de residuos orgánicos que terminan en rellenos sanitarios a través del compostaje. Pero entre todas las iniciativas, destaca la Ley De Responsabilidad Extendida Del Productor (Ley REP, 2016) que señala que todas las empresas deben valorizar los residuos derivados de sus productos, como aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, pilas, envases y embalajes, y neumáticos. Hoy, al menos 36 países tienen una ley REP como instrumento de gestión de residuos.

¿Qué nos falta?

Si bien es un tema complejo que debe ser abordado desde múltiples estrategias, una de las más relevantes es fomentar la educación ambiental. Esto no solo a nivel de colegios, sino por sobre todo a nivel universitario, donde se forman los futuros profesionales y tomadores de decisiones. Si bien existen Fundaciones que se encargan de ello, como Fundación Basura y Fundación Recyclápolis, las Universidades también somos responsables de enseñar modelos sostenibles y promoverlo a través de la formación integral de profesionales que puedan entender los desafíos del nuevo paradigma de sustentabilidad desde su disciplina.

Y este desafío de formación de profesionales complejos, está siendo validado por los rankings mundiales, que miden la calidad Universitaria. Times Higher Education (THE), midió por primera vez en 2019 el ranking de Impacto, el cual mide cumplimiento de las universidades de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). En esta versión, se evaluaron 11 de los 17 ODS.

Esta quizás sea la advertencia que nos señala claramente que debemos apuntar a formar a profesionales integrales a través de programas de estudios multidisciplinarios que consideren temáticas globales que nos afectan a nivel mundial, como son el Desarrollo Sostenible y sus implicancias en Responsabilidad Social, Economía Circular, Eficiencia Energética y Sustentabilidad.

Todo lo anterior es un llamado a reflexionar y recordar uno de los grandes objetivos que como sociedad debemos perseguir: “Satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas» (ONU,1987), lo cual debería estar en los objetivos de toda universidad motivando sus diferentes quehaceres tanto formativos como de investigación.

[1] Sistema Nacional de Información Ambiental, del Ministerio de Medio Ambiente.

[2] En Chile, , el reciclaje se define como el empleo de un residuo como insumo o materia prima en un proceso productivo, incluyendo el co-procesamiento y compostaje, pero excluyendo la valorización energética (Ley 20.920).

 

Dra. Katherine Delgado

Decana Facultad de Ingeniería, Ciencias y Tecnología

Universidad Bernardo O’Higgins

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