Con la llegada del presente año, también regresaron gran parte de las actividades presenciales que se vieron afectadas con la pandemia iniciada debido a la propagación del COVID – 19. Viviana Tartakowsky, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Bernardo O’Higgins, se refirió al retorno a actividades presenciales y a espacios con alto número de personas.
Existe un número importante de estudiantes que actualmente comenzaron a incorporarse en la Educación Superior después de dos años de poca vida social y comienzan a enfrentar sus primeras experiencias de esta etapa. ¿Cómo podría afectar su desarrollo tanto en el aula de clases, como fuera de ella?
Tal como se ha señalado en diversas investigaciones, la pandemia y los extensos períodos de confinamiento son considerados “el mayor experimento psicológico de la historia”. La pandemia incrementó todo tipo de trastornos mentales en niños, niñas y jóvenes; intensificó cuadros previos, surgieron nuevas conceptualizaciones como la “fatiga pandémica” y el “síndrome de la cabaña”, entre otros; así como incrementó la violencia intrafamiliar, etc. Es altamente probable que el retorno a la presencial conlleve otras situaciones, dada la cronicidad de la situación pandémica y sus repercusiones a nivel económico, psicológico, relacional, etc. Desde este lugar, lo que aparezca va depender de lo paulatina que sea la situación de retorno y los elementos que circularon en la vida del estudiante estos dos años (por ejemplo: si algún estudiante ya vino a clases presenciales el segundo semestre del año pasado o es la primera vez que sale, si no tuvo pérdidas cercanas de vida por COVID o no, si sus padres o él o ella perdieron el trabajo; etc.) todas las variables generaran devenires diferentes.
Con la reducción del teletrabajo, obligatoriedad de Educación Básica y Media de forma presencial y otras actividades que se han retomado, el número de personas aumentó en las calles y la locomoción pública, ¿cómo puede afectar este hecho y la necesidad de transportarse para el estudiante en su desarrollo académico?
Como señalaba anteriormente, el COVID generó una crisis sistémica, que desde la Bioética fue denominada una Sindemia, por las crisis crónicas en diferentes niveles que generó (económico, de salud física y mental, educativo, entre otras variables), la afectación va a depender mucho de cómo el estudiante vivió este proceso, si contó con factores protectores, tales como redes de apoyo, familia o contexto que enfrentó resilientemente, posibilidad de expresar sus emociones, etc. Lo que es innegable, es que no va ser sencillo y que el esperar que nada ocurra o que no haya cambios (pudiendo éstos ser incluso positivos), es ilusorio e incluso patológico, en términos psicológicos.
Probablemente hay un número de personas que disfrutan de sociabilizar, pero también debe existir un grupo que no sabe cómo enfrentar esta nueva normalidad, ¿existe algún método o consejo desde la psicología para enfrentar la ansiedad provocada por esta exposición repentina a espacios con alto número de personas?
Si bien no hay recetas, ya que es necesario hacer un diagnóstico que considere todas las variables antes mencionadas para cada persona, lo ideal es que el proceso sea paulatino y que si algún estudiante ha tenido escasa socialización que parta de a poco, vinculándose con sus compañeros y compañeras más cercanas, antes de venir a la Universidad. Además, que pida apoyo profesional si presenta crisis de pánico, insomnio recurrente o ansiedad/depresión en cualquiera de sus formas, gatillada por la vuelta a la presencialidad.
¿Cómo visualiza el comportamiento de la sociedad en estas libertades que comienzan a reincorporarse en el día a día?
Es lógico que luego de tantas restricciones, las personas tiendan a tener conductas de mayor riesgo. Por eso, en muchas sociedades, se tomaron medidas más basadas en el autocontrol que en el control social.